Las principales organizaciones agrarias españolas, Asaja, UPA y COAG, mantienen su calendario de protestas y bloqueos de carreteras para febrero y marzo. Un rugido del campo que busca soluciones a una situación crítica, marcada por la sequía, la competencia desleal, la inflación y los costes de producción desorbitados.
Las protestas, que se ajustarán al calendario oficial, se extenderán por todo el país. Este viernes 9 de febrero, las manifestaciones se concentrarán en Zamora, Bilbao y Extremadura. El 12, Alicante y la M-404 en Madrid serán escenario de tractoradas, mientras que La Rioja y Zaragoza se unirán a las protestas el día 13. Toledo, Guadalajara, Jaén, Sevilla, Palencia, Soria y Burgos se suman el 14.
Los accesos al puerto de Castellón serán el foco el día 15, Cantabria el 16, Murcia y Algeciras el 21, Aragón, Cádiz y el puerto de Valencia el 22, León el 23 y Córdoba el 27. Para marzo, solo hay una fecha confirmada: el 21 en el Puerto de Algeciras. A estas acciones se suma la gran tractorada hasta Madrid convocada por Unión de Uniones para el 21 de febrero.
Las demandas de los agricultores son claras: un ambicioso plan de choque que ataque los problemas que azotan al sector. La sequía, la competencia de terceros países, la guerra en Ucrania, la inflación y los elevados costes de producción conforman un panorama desolador que exige medidas contundentes.
Las organizaciones agrarias reclaman soluciones a nivel de la Unión Europea, del Gobierno de España y de las Comunidades Autónomas. Una simplificación y flexibilización de la PAC, medidas contra la competencia desleal y el apoyo a la producción local son algunas de las peticiones clave.
Las protestas y bloqueos son un grito de auxilio, una llamada a la acción para evitar el colapso del sector agrario. Un sector vital para la economía española que se encuentra en una encrucijada. El futuro del campo español está en juego, y la respuesta de las autoridades será determinante para su supervivencia.
Las acciones de los agricultores van más allá de un simple acto de reivindicación. Son un reflejo de la profunda crisis que atraviesa el sector y de la necesidad de un debate abierto y honesto sobre el futuro de la agricultura en España.
Consumir productos locales y de temporada, apoyar a los pequeños agricultores y promover un cambio en el modelo de producción son algunas de las acciones que podemos tomar como ciudadanos para contribuir a la supervivencia del campo español.
La crisis actual es una oportunidad para repensar el modelo agrario español y apostar por un futuro más sostenible, justo y resiliente. Un futuro en el que el campo tenga un papel protagonista y en el que la agricultura sea reconocida como la actividad esencial que es.
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