Lo habitual en el transporte marítimo es que la mayoría de transitarios ofrezcan una tarifa fija por operación. No obstante, si durante las revisiones que realizan los funcionarios aduaneros se percibe alguna irregularidad, puede verse modificado el precio debido la necesidad de asumir costes adicionales. Explicamos cómo funcionan los códigos para determinar si hay o no hay complicaciones.
Normalmente el precio que ofrece el transitario incluye ambos gastos de transporte y despacho de aduanas. La tarifa estándar usualmente depende del volumen de la carga, la distancia recorrida y si hay que pagar aranceles u otros gastos. Si no hay complicaciones, este es el precio del flete que el exportador tendrá que abonar.
La aduana del país de salida puede ordenar realizar inspecciones de seguridad para comprobar que el contenedor cumple con las condiciones fijadas en el convenio internacional CSC y que la mercancía es legal. Hay que tener en cuenta esta eventualidad para no llevarse sorpresas desagradables cuando se comunique un precio.
Pueden darse tres supuestos que hay que tener en cuenta: código verde, naranja o rojo. En el caso de incremento de los precios, este será proporcionalmente mayor cuanto menor sea el coste del envío.
Código verde
El código verde implica que en aduana no ha habido ningún problema con la documentación. No habrá que abonar una cantidad suplementaria por el flete. Lo habitual es que se dé esta circunstancia porque la inmensa mayoría de los exportadores se responsabilizan de que la documentación esté en consonancia con la carga.
Código naranja
Un código naranja implica que la aduana tiene que hacer unas comprobaciones en la documentación, por lo tanto es habitual que se pida una doble comprobación para evitar problemas. La mercancía estará retenida hasta que se solucione esta circunstancia, así que es posible que el exportador tenga que hacerse cargo de los gastos a partir de un determinado momento.
Código rojo
Un código rojo implica que las autoridades aduaneras no están conformes con algún detalle de la documentación o la carga, así que procederán a inspeccionar el contenedor. En este caso siempre hay que abonar un sobre coste, el cual dependerá del tipo de inspección, oscilando entre los 200 y los 800 euros por contenedor. El exportador tiene que responsabilizarse de la retención. Si hay que realizar una inspección, hay otros perjuicios para el exportador porque es posible que se pierda el negocio por este motivo.
El transporte marítimo cuenta con unas normas comunes para agilizar los procesos de despacho de mercancías en aduana, por lo tanto la nomenclatura de comprobaciones es común. Si bien el transitario puede hacer mucho para evitar que la mercancía quede retenida en puerto, es importante indicar que existe un porcentaje de aleatoriedad que no depende ni del exportador ni de las empresas de transporte de mercancías.
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